top of page

Tour Nº 1: Centenario Brooklyn Heights y su emblemática Promenade

Casi literalmente a un paso del centro financiero más ajetreado del mundo, (caminata de 20 minutos a través del puente de Brooklyn), se encuentra el primer barrio histórico de la ciudad, lleno de casas de época, con sus singulares brownstones entre otras. Piensa en sepia.

Acompáñame a recorrer unos 4 km alrededor de este enclave residencial y familiar, que ostenta una abanico único de casas brownstone originales de mediados del siglo XIX, que conviven armoniosamente con casas coloniales de madera de la década de 1820 y las posteriores casas de ladrillo visto de la década de 1830. Hay cuadras donde se pueden apreciar ejemplares fantásticos de cada estilo y década, y otras donde veremos filas enteras de diferentes tipos de brownstones, que atraen a infinidad de productores de cine por la autenticidad de su arquitectura y el sorprendente estado de conservación. Algunas calles todavía cuentan con faroles de gas que rememoran los días de antaño y te transportan al siglo pasado.

Los residentes son muy cuidadosos con los frentes de sus casas y las lucen con todo orgullo, con escalinatas y ventanas decoradas con flores de estación, como hortensias en primavera y crisantemos y zapallos en otoño...

Cómo llegar...

​Vengas de donde vengas, llegar allí es muy sencillo. La línea de subte A y C te lleva a la estación High Street, la línea del subte 2 y 3 te deja en Clark Street, y la del 4 y 5 es otra alternativa, que te lleva a Borough Hall, una parada también adecuada. También puedes cruzar el puente de Brooklyn, a pie (unos 20 minutos) o en bicicleta (trayecto más corto aún).

 

​Lo que verás...

​Un amplio muestrario de muchos estilos arquitectónicos, todos combinados en un barrio histórico muy reducido y selecto, y en extraordinario estado de conservación. Desde auténticas casas coloniales hechas de listones de madera, de tejuelas de madera o de ladrillo visto, hasta preciadísimas brownstones (casas de piedra parda), casas de estilo reina Ana, de estilo italianizante, neogriego, federal y neogótico, hasta fantásticos vitrales, mansardas, encantadores torreones, ventanas mirador o bay windows e infinita cantidad de otras bellezas arquitectónicas. Todo en medio de calles muy arboladas, a lo que se suman inigualables vistas del Downtown Manhattan. ¿Qué más se puede pedir?

Empecemos...

​Tu punto de partida será la esquina de las calles Orange y Henry, a pocos pasos de la estación High Street (línea A-C de subte), donde vas a empezar a caminar hacia el oeste por la calle Orange en dirección al East River. En la esquina de Orange y Hicks se encuentra la estupenda Iglesia Plymouth y su escuela anexa.

 

Según cuenta la historia, Abraham Lincoln asistía a Misa en esta Iglesia congregacional, fundada en 1847 por habitantes de Nueva Inglaterra. Su primer predicador fue el abolicionista Henry Beecher. La hermana de Beecher, Harriet, es la autora de la afamada novela La Cabaña del Tío Tom, un clásico best-seller del siglo XIX, cuyo tema central era la esclavitud.

Al llegar a la esquina de Hicks, gira a la derecha, en dirección al norte, hacia la calle Middagh. Sobre la calle Hicks verás una variedad de casas de interés arquitectónico e histórico, como las de los Nos. 72, 70, 68, 57, 60 y 58, construidas a principios del siglo XIX. En solo dos cuadras verás ejemplos de casas coloniales de madera, de tejuelas y de ladrillo. Observa la No. 57 (foto) con su mansarda agregada varios años después de construida la casa, según dictaba la moda de la época del Segundo Imperio Francés. Cuando hagas la visita a Park Slope, encontrarás muchos de estos techos con mansardas.

Cuando llegues a la calle Middagh, dobla a la izquierda, en dirección al oeste, y camina una cuadra. A ambos lados de Middagh también hay una cantidad de casas históricas fascinantes, construidas para habitantes de clase media. La más destacada y más antigua del barrio es la que está justo en la esquina de Middagh y Willow.

Ahora vas a doblar hacia la elegante calle Willow y vas a caminar por Willow hasta Pierrepont, unos quinientos metros de casas absolutamente fascinantes, una tras otra. Todas distintas, todas únicas, todas maravillosas. Aquí es donde vas a empezar a ver algunas de las lujosas mansiones brownstone y reina Ana que le dan a la calle ese aire aristocrático que la caracteriza.​

​Mientras vayas transitando la calle Willow en estado de absoluta perplejidad, recomiendo dos breves desvíos que realmente valen la pena: el primero es en la esquina de la arbolada calle Cranberry, donde aconsejo doblar a la derecha, en dirección al oeste, unos pocos metros y dar una mirada a las bonitas casas a ambos lados de la calle. También desde allí obtendrás el primer vistazo parcial de la silueta de Manhattan, pero por tentador que parezca, retomemos Willow por el momento. El tour culmina con una entrada triunfal a tan imponente escenario. Lo prometo.

El segundo desvío es en la esquina de Pineapple, donde doblarás hacia la derecha, en dirección al oeste, hacia el río, y luego hacia la izquierda, en dirección al sur, hasta Columbia Heights. Podrás admirar las elegantes casas de esta cuadra de Columbia Heights, cuyos fondos dan directamente a la mismísima Promenade de Brooklyn Heights. Un privilegio como pocos.

En 70 Willow, propiedad vendida recientemente por 12 millones de dólares y recientemente sometida a grandes refacciones, vivió temporariamente Truman Capote. No era exactamente el dueño de casa, sino que vivió en el subsuelo, (entre 1955 y 1965), como huésped permanente del galardonado diseñador escenográfico de Broadway, Oliver Smith (West Side Story, On the Town, My Fair Lady). En una oportunidad Capote invitó a Jackie Kennedy a 70 Willow a almorzar, e intentó ocultar el hecho de que el verdadero dueño de casa era Smith. Si Jackie le creyó, es algo que nunca sabremos...

Una vez que llegues a la esquina de la calle Clark, dobla a la izquierda, en dirección al este, y retoma Willow, para recorrer su cuadra más larga.  Todas y cada una de las casas a ambos lados de Willow son magníficas de una u otra manera, algunas de las cuales han sido declaradas monumento histórico de la ciudad de Nueva York. Tómate un tiempo para admirar este verdadero deleite para los sentidos. En esta calle, una verdadera joya, puedes encontrar casas de estilo desde federal hasta reina Ana y neogriego.

Cuando llegues a la calle Pierrepont, dobla a la izquierda, en dirección al este, y caminarás entre mansiones de estilo neogriego que evocan glorias pasadas, hasta llegar a la calle Henry. En esta esquina se encuentra la destacada mansión de Herman Behr, de estilo neorrománico construida en terracota y piedra arenisca. Construida en 1888 para la familia de Herman Behr, se convirtió luego en un hotel de dudosa reputación; más tarde sirvió un propósito más noble, cuando fue ocupada por monjes franciscanos. Finalmente se la transformó en lo que hoy son departamentos para alquilar. En el año 2008 se vendió por una cifra cercana a los 11 millones de dólares. En 2013 la fachada sufrió importantes refacciones, y así es como luce hoy. El único agregado inexplicable es una marquesina de dudoso gusto que podría decirse está allí para proteger la entrada, pero si se entrecierran un poco los ojos, tal vez se puede evitar verla. O tal vez no...   

Ahora vas a doblar a la derecha, en dirección al sur, por la calle Henry hacia la alegre y vivaz Montague, la calle comercial del barrio. Hay bastante más para ver del lado sur de Brooklyn Heights, de modo que dejamos la Promenade para más adelante, como broche de oro del paseo. Dobla entonces por Montague a la izquierda, en dirección al este, donde encontrarás gran variedad de lugares para tomar un café, picar algo o comer un buen plato de comida, lo que más te inspire en el momento. Desde el siempre previsible Starbucks hasta el más elegante Pain Quotidien, más varias otras opciones de cafés y restaurantes. Otra posibilidad es entrar al maravilloso Fresh Start Food ―un supermercado de delicatessen que hasta hace poco operaba bajo el nombre de Garden of Eden y hacía verdadero honor a su nombre― y comprar alguna de sus ensaladas gourmet u otras comidas para llevar. Si a esta altura te viene bien usar un baño, Starbucks y Le Pain están siempre ahí para socorrerte.

Mientras caminas por la calle Montague en dirección a Court, a tu izquierda verás un magnífico monumento histórico nacional, la Iglesia de Santa Ana y la Santísima Trinidad (St. Ann and the Holy Trinity), un edificio neogótico de color rojo oscuro, abundantemente ornamentado con grandes vitrales, que ennoblece la esquina de Montague y Clinton, junto con otros dos edificios también impactantes sobre la calle Montague, del lado opuesto de Clinton, que son nada menos que dos de las instituciones bancarias del barrio. En la propia esquina se encuentra el Chase, que funciona en lo que fuera la Brooklyn Trust Co., un edificio de estilo renacimiento italiano, construido a semejanza de uno de los grandes palacios de Verona. Aunque no necesites hacer ninguna operación bancaria, entra al edificio al menos para admirar su arquitectura rica en detalles, y sus magníficos e inmensos ventanales en arco que miran hacia la Iglesia de Santa Ana. Como habrás podido apreciar, en Brooklyn Heights todo se destaca por su esplendor. Antes de seguir avanzando por Montague, dobla hacia la izquierda en esa esquina de Clinton, y camina unos pocos metros hasta la esquina de Pierrepont, donde se encuentra la Sociedad Histórica y Museo de Brooklyn (Brooklyn Historical Society and Museum), un edificio de estilo reina Ana construido en 1881, que alberga la mayor colección de documentos históricos de Brooklyn del país.

De regreso a Montague, continúa caminando hasta la esquina de Court, donde doblarás hacia la derecha, en dirección sur. Allí adelante verás el formidable edificio neogriego de mármol donde funciona el Borough Hall de Brooklyn (Oficina del Condado), el Edificio Municipal y varios otros que integran el centro cívico del distrito. Continúa la caminata por la calle Court, cruza la calle Remsen, y llegarás a la esquina de Joralemon, donde hay otro local de Starbucks, en caso de necesidad.

Ahora vas a doblar a la derecha por la calle Joralemon, en dirección al oeste. Sobre tu izquierda, podrás apreciar el Colegio Packer (Packer Collegiate Institute), un extraordinario edificio neogótico. También de interés, la casa de 135 Joralemon que hoy en día parece eclipsada por el resto de los grandes edificios de la cuadra, como la mansión de ladrillo amarillo de 129 Joralemon.

Frente a la casa del 135 sale un pequeño pasaje llamado Sydney Place, donde vale la pena incursionar para ver la Iglesia de San Carlos Borromeo, cuya belleza reside en su simplicidad. Un claro ejemplo de cuando menos es más.

Continúa caminando por Joralemon, y al llegar a la esquina de Henry verás lo que alguna vez fue una vivienda familiar, a tu derecha, cruzando Henry, que al día de hoy cuenta iluminación pública a gas, reminiscencia de comienzos del siglo XIX. Sigue caminando un poco más, hasta llegar a Garden Place, una calle corta que sale hacia la izquierda. Ingresa a este pintoresco pasaje, casi exclusivo, y camina lentamente para observar algunas de sus elegantes brownstones. La puerta de entrada del Nº 10, (que no es un brownstone), es sencillamente encantadora, y notarás que a su derecha, detrás de una reja, hay una versión más pequeña de la misma puerta. También cabe destacar la del Nº 19, muy diferente.

Al llegar al final de Garden Place, dobla a la derecha, en dirección al oeste, y camina por State Street hasta la esquina, donde volverás a doblar a la derecha, ahora en dirección al norte, por la calle Hicks.

Esta cuadra de Hicks es realmente singular; cuenta con una hilera de lo que antiguamente fueran cocheras para carruajes, algunas casas espectaculares de estilo reina Ana, además del magnífico edificio de estilo Beaux Arts, hoy Cuartel de Bomberos 224.

Seguirás caminando por Hicks una cuadra más, hasta pasar frente a la Iglesia de la Gracia (Grace Church) y sus impresionantes vitrales, tres de ellos diseñados por Louis Comfort Tiffany, hasta alcanzar la encantadora Grace Court a tu izquierda, y el pequeño pasaje que desborda gracia y elegancia, a tu derecha, Grace Court Alley. Una de las particularidades de Grace Court es que permite admirar los jardines de las celestiales mansiones de la calle Remsen, que se aprecian mejor desde este ángulo que desde la propia Remsen. Grace Court termina ahí nomás, frente al río, pero no tiene acceso a la Promenade, adonde llegaremos de un momento a otro. Entra primero a Grace Court, no necesariamente hasta el final pero al menos unos cuantos metros para apreciar, a tu izquierda, una hilera de brownstones clásicos anexos a la Iglesia, uno de los cuales luce un vitral estupendo, que no deja de maravillarme cada vez que lo veo.

De regreso a Hicks, mira ahora hacia la vereda norte, y verás el fondo de algunas de esas mansiones de Remsen con sus apacibles jardines.

Sigue ahora hasta Grace Court Alley, otro tesoro escondido y bastante privado de la zona. Una fila entera de antiguas cocheras para carruajes, devenidas en singulares y elegantes departamentos dúplex.

Regresa ahora a Hicks, y dobla hacia la derecha, siempre en dirección al norte, y llegarás nuevamente a la calle Montague. Una vez que llegues a la esquina de Hicks y Montague, si bien ahora vamos a doblar hacia la izquierda, detente unos minutos para admirar el grandioso Hotel Bossert, a tu derecha, con su fachada de estilo neorrenacimiento italiano, actualmente en proceso de grandes refacciones después de haber sido ocupado mucho tiempo por la comunidad de los Testigos de Jehová, que lo mantuvieron durante años en un estado excelente de conservación.

En frente al hotel se pueden observar dos maravillosos ejemplos de edificios de departamentos estilo reina Ana, de ladrillo visto y terracota. Una vez apreciado este repentino toque de majestuosidad de la calle Montague, finalmente dobla a la izquierda, en dirección al oeste y camina una cuadra hasta Montague Terrace, donde haremos el último pequeño desvío antes de ingresar a la Promenade. A tu derecha, podrás admirar el bonito edificio de Heights Casino, y a tu izquierda detente un momento para observar el edificio del Nº 62, otro impresionante ejemplo de estilo reina Ana y Eduardiano, que se aprecia mejor desde la vereda de enfrente. Mira bien hasta arriba de todo.

Una vez que llegues a la esquina de la calle Montague y el pasaje Montague Terrace, dobla hacia la izquierda, en dirección al sur, unos pocos metros, que te llevarán nuevamente a la elegante Remsen. Desde esa esquina podrás vislumbrar la magnificencia de algunas de esas casas y sus espléndidas entradas.

Ahora, deja atrás la solariega Remsen y dobla a la derecha, para ingresar finalmente a la Promenade, sin dejar de admirar a tu derecha una enorme mansión de brownstone y ladrillo con muy bonitos jardines. Acceda ahora a la mundialmente afamada Brooklyn Heights Promenade. Su recorrido ofrece hacia un lado vistas espectaculares de la silueta del Downtown Manhattan, y hacia el otro, lujosas residencias con la mejor orientación y ubicación que nadie pudiera imaginar. Allá lejos y adelante, tres íconos de la ciudad de Nueva York: el puente de Brooklyn, el edificio Empire State, y el más bonito de todos, el resplandeciente edificio Chrysler. A tus espaldas, allá lejos, podrás ver el impresionante puente Verazzano-Narrows, que une Brooklyn con Staten Island. 

Mira a la  derecha y esto es lo que verás:

 Haz click sobre el siguiente ícono de  PDF para acceder a la versión para imprimir este tour. 

bottom of page